Añoranza - Capítulo 26

 

-No te entiendo, Candy. ¿Por qué dices que Terry nunca te amó, que todo fue un juego? ¿En qué te basas?

-Es la verdad, Annie.

-¿La verdad? La verdad es que Terry luchó por ti durante un año entero. La verdad es que se enfrentó a Anthony en innumerables ocasiones, a la hermana Grey, a su propio padre e incluso se enfrentó a nosotros por gritarle al mundo entero que te amaba.

-Era solo un perverso juego, Annie.

-¿Un juego? ¿Lo mucho que te ayudó estudiando en el San Pablo para que pudieras aprobar los exámenes fue un juego? ¿Todas las veces que te defendió también fueron un juego? Discúlpame Candy, pero no le haya gracia alguna a ese juego.

-Su padre fue a hablar conmigo – comenzó a relatar Candy con tristeza- y me hizo ver la verdad. Me dijo que…que no es la primera vez que Terry hace algo así. Que acostumbra enamorar chicas ingenuas como una especie de reto personal para después dejarlas una vez que está aburrido, y que… bueno, yo solo fui una más, y que ahora Terry debía cumplir con el compromiso de matrimonio que ya tenía.

-¿Su padre te dijo eso? ¿Hablas del mismo hombre que golpeó a su hijo hasta dejarlo inconsciente cuando se enteró de que se había casado contigo y que juró hacer todo lo posible con tal de separarlos? Candy es obvio que el Duque te mintió en absolutamente todo lo que te dijo.

-No en todo, Annie. Terry sí tenía un compromiso de matrimonio arreglado, él mismo me lo dijo.

-Compromiso que le importó muy poco para casarse contigo.

-Exacto – puntualizó Candy – tú lo acabas de decir Annie, “poco le importó”. Puedes darte cuenta que Terry no es un hombre de promesas, no le da valor.

-Bueno – Annie trataba de mantener la calma – supongamos que tienes un punto, ¿por qué te fuiste Candy? ¿Por qué no esperaste a que Terry llegara como habíamos acordado?

-No tuve opción. Si ese tiempo estuve en el colegio fue únicamente porque el Duque Grandchester así se lo pidió a la hermana Grey. Me dijo que él siempre tenía que remediar….la situación con los padres de las chicas cuando Terry hacía algo así. Que, bueno yo no tenía padres, pero aun así no quería que me echaran a la calle y me ofreció un boleto para regresar a América. Tú lo viste Annie, me habían pedido que sacara mis cosas y no me permitieron siquiera despedirme o avisarles. No podía permanecer más tiempo en el San Pablo, Albert ya no estaba en Londres y esperar Terry…su padre me dijo que le había pedido irse a París, así que no tenía caso esperar a alguien que nunca iría por mí.

-En eso te equivocas. Patty, dile.

-Candy, Terry sí fue a buscarte.

-No puedo creerlo.

-Créeme Candy, estuvo ahí, yo lo vi. Justo al otro día de que tú te marchaste del colegio, a decir verdad, fue esa misma noche que tú te fuiste. Solo que llegó a la habitación de Stear y Archie y terminaron armando una gran trifulca. Yo lo vi al siguiente día, pasaba por la capilla cuando salíamos de misa, Dios, lucía tan afectado. Físicamente, muy desmejorado y, nunca lo había visto tan furioso.

-Cuéntale lo de Eliza- la instó Annie.

-¿Qué pasó con Eliza?

-Fue algo horrible, Candy, aunque hay que aceptar que ella se lo buscó. Comenzó a hablar mal de ti con Terry, frente a todos, diciendo cosas espantosas y de pésimo gusto. Claramente Terry no iba a soportar que Eliza siguiera desprestigiando tu nombre, le escupió en pleno rostro. Todos quedamos helados ante dicha reacción, por un momento creí que era capaz de golpearla.

-No me extrañaría viniendo de Terry.

-En cambio conmigo se portó muy amable. Me acerqué a preguntarle por ti, si sabía algo ya que  estábamos muy preocupados. Me dijo que él tampoco sabía nada, pero que no descansaría hasta encontrarte, y me pidió que te dijera, bueno que si por alguna razón yo te veía antes que él, que te dijera que te amaba.

Aquello era algo que Candy no esperaba. Terry yéndole a buscar al colegio, defendiéndola de las calumnias de Eliza y enviándole un mensaje de un amor… ¿verdadero?

-¿Sigues creyendo que Terry no te ama,  Candy?

-No lo sé Annie. Pudo haber muchas razones por la cual presentarse en el colegio. Tal vez solo quería asegurarse de que realmente me había marchado. Es demasiada coincidencia que se haya presentado precisamente al otro día de que su padre fuera a sacarme del colegio, estuve ahí más de una semana. Pudo haber llegado antes.

-Candy, pudo haber muchas razones para la demora de Terry. Su padre es poderoso, lo sabes. Quizá lo mantuvo encerrado, quizá también le mintió y le dijo no sé, que tú te habías ido por tu propia voluntad y él fue a colegio para verificar que fuera cierto. Incluso eso de irse a París pudo haber sido, no sé, una treta de Terry para que su padre lo dejara libre y así poder reencontrarse contigo, para poder buscarte.

-¿Buscarme? ¿Y por qué no lo ha hecho?

-¿Dónde? – La interrogó Annie - ¿Con los Andrew? ¿Crees que la tía abuela le diría algo? ¿Dónde te buscaría? Por desgracia, la única persona con la que Terry pudo hablar – estiró la mano señalando a Patty – era la única que no sabía dónde se encontraba el hogar de Pony.

-Parecía sincero, Candy.

-Así es él, Patty. Un momento puede ser totalmente frío, distante, grosero. Y al siguiente envolverte con su supuesta ternura y una falsa vulnerabilidad. Tiene vocación de actor.

-Tú tendrás tus razones para pensar eso- agregó Annie un tanto desesperada ante la constate negativa de su amiga-  Pero el hecho es que tienes que hablar con él. No puedes hacer suposiciones basadas en la palabra de personas muy poco confiables, y sobre todo  es importante que él se entere que ustedes tuvieron un hijo.

-¡No! ¡Eso nunca! Terry jamás debe de saber que tuvimos un hijo, ¡prométanmelo por favor que nunca se lo dirán!

-Candy…no te entendemos- Patty miraba desconcertada a Annie en busca de una explicación al comportamiento tan extraño de su amiga.

-Candy es obvio que tú aun amas a Terry, el bebé se llamará como él, y aunque aún es muy pronto para asegurarlo, creo que el niño comienza parecerse mucho a Terry – la observación de Annie estaba completamente justificada, a los pocos días de nacido, el pequeño parecía reproducir uno a unos los finos rasgos característicos de su padre.-  Sería muy tonto negarlo, además es su derecho estar enterado.

-Es mi derecho proteger a mi hijo, Annie.

-¿Protegerlo de su padre?

-Protegerlo de los Grandchester.

-Candy ellos son su familia Puede que el Duque no estuviera de acuerdo en que tú seas su esposa, pero estoy segura de que si sabe que Terry tuvo un hijo las cosas serían muy distintas ¿Por qué no quieres que se enteren?

-¡Por qué me lo quitarían!

-¿Terry te lo quitaría? Candy cada vez te entendemos menos.

-Hay algo sobre el origen de Terry que tal vez deberían de saber.

-Así que el Duque se lo arrebató a su propia madre – expresó Annie estupefacta – y todo éste tiempo lo hicieron pasar como hijo de esa horrible mujer.

-¡Wow! Eleonor Baker – profirió Patty- ¡increíble!

Candy había relatado a sus amigas la verdad sobre los orígenes de Terry, la identidad de su verdadera madre, y los prejuicios tan fuertemente arraigados en la familia Grandchester que derivaron en el hecho de que Terry tuviera que vivir alejado de su propia madre, y los propios temores que existían en su corazón, de que la historia se repitiera con ella y con su pequeño hijo.

-Prométanme que nunca le contarán esto a nadie, ¡a nadie! Prométanmelo.

-No te preocupes Candy, no se lo contaremos a nadie, aunque no dejo de imaginar la cara de Stear si algún día se enterara de esto, él vive enamorado de Eleonor Baker

-¿Annie?

 -Perdón, es solo que esto que Candy nos acaba de relatar me hace creer con mayor razón que el Duque Grandchester le mintió, a ella y probablemente también a Terry. Candy, si dices que ese hombre fue capaz de separar a su hijo de su madre solo porque ella no estaba no encajaba en sus absurdos estándares,  no dudo que haría lo que fuera por separarlos a ustedes dos. Jamás consentiría que su heredero se casara con una chica como tú y lo digo sin ofender, pero ambas sabemos cómo piensan esa clase de personas, y hemos sufrido las consecuencias en carne propia. Cuando todos creían que yo era la legítima hija de los Brither me aceptaban en sus círculos sociales y pretendían brindarme una falsa amistad, pero en cuanto se enteraron que realmente era una huérfana, todos mis supuestos amigos me dieron la espalda.  Candy no puedes creerle al Duque lo que te dijo. Nosotras recordamos el amor que Terry sentía por ti, lo mucho que tuvo que luchar porque tú lo aceptaras y lo sincero de su promesa cuando se casaron. No puede ser que tú ya lo hayas olvidado.

-Y sobre todo tienes que informarle que se convirtió en padre.

-¿Informarle, precisamente a dónde, Patty? Tu misma me acabas de decir que después de esa “casual” aparición en el colegio nunca más nadie lo volvió a ver. Solo sé qué se fue a Francia, pero ni idea de a dónde exactamente, ¿le envío una carta al castillo Grandchester? Ni pensarlo.

-En eso te otorgo la razón, Candy - ¡vaya! Finalmente Annie parecía estar de su lado – no creo que su padre deba de enterarse de que Terry y tú tuvieron un hijo, ni mucho menos, de dónde puede encontrarte. Me da miedo lo que ese horrible pueda hacerte a ti o a tú bebé. Pero Terry sí tiene que saberlo, así que debemos concentrarnos en buscar la manera de que él se entere por vía directa para evitar malos entendidos.

-Buena suerte con eso – expresó Candy con amargura – ya no tengo que darle más vueltas al asunto. Ustedes mismas lo han dicho, la familia de Terry es poderosa, si él quisiera encontrarme se habría valido de sus recursos para hacerlo. Si no fue a buscarme al colegio antes de que me echaran de ahí como a una delincuente, fue porque no quiso, y si no ha venido a buscarme en todos éstos meses que llevo aquí es porque tampoco lo ha querido, y siendo honesta, por mi bien y por el de mi hijo yo tampoco quiero que venga

Archie tiene razón, siempre la tuvo. No debí de confiar en Terry, no debí enamorarme de él, y lo más importante, ya es hora de que lo olvide.

-¿Podrás? – preguntó Annie arqueando la ceja en señal de que ella no estaba para nada convencida de que su amiga algún día logara arrancar de su corazón a su gran amor.

-Al menos lo intentaré.

-Será muy difícil que lo logres – comentó Annie cuando interceptó a la hermana María para suplicarle que le permitiera cargar al bebé entre los brazos, y después de darle un dulce beso al infante, agregó – sobre todo, porque tendrás que ver el rostro de Terry en éste pequeño angelito, todos los días de tu vida.

Capítulo 25 - Capítulo 27

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