Añoranza - Capítulo 57

 

-No creo que a Candy le agrade mucho la idea, y para serte honesta a mí tampoco.

-Pensé que me apoyarías, o por lo menos me entenderías, dado que tú hiciste lo mismo.

-Precisamente por eso Terry, se trata de que aprendas de mis errores, no que los repitas.

Eleonor intentaba hacer razonar a Terry, pero éste ya había tomado una decisión, y su madre temía que dicha decisión, no fuese la mejor.

Con la reciente muerte de Susana todos los medios de información del país,  específicamente los especializados en espectáculos, habían centrado su atención en Terry. Él no había dado ninguna declaración alguna, con lo cual los periodistas daban rienda suelta a su imaginación argumentando que seguramente el joven viudo se, encontraría devastado por la pérdida de su bien amada esposa.

Con la única persona con la que Terry había hablado fue con Nicolas Strauss, el director de la compañía de teatro Standford.

-¡Esto es un gran acontecimiento!- dijo el enfático director haciendo uso de sus habituales ademanes en exceso exagerados-Quiero decir, es una pena que Susana haya muerto y todo eso; pero la verdad es que esto representa una publicidad fabulosa, especialmente ahora que estas próxi]mo a estrenar nueva obra. De entrada el papel lo tienes, Jeremy me lo ha dicho. Mandó al diablo las audiciones como una consideración a tu duelo. El público peleará por conseguir boletos y verte de nuevo en escena, transmitiendo el dolor de tu pérdida, el cual yo sé que no sientes pero dejemos que la gente así lo crea. El número de tus admiradoras se multiplicará, todas esperanzadas en ser las próximas en remendar tu corazón herido y tal vez convertirse en tu nueva esposa. Esto será increíble para todos.

-Yo no busco una esposa.

-Lo sé, pero deja que ellas lo crean. Además Terry algún día tendrás que hacerlo, eres muy joven y es lógico que en algún momento decidas rehacer tu vida.

-No me has entendido, Nicolas. No buscaré esposa porque yo ya tengo una esposa, y un hijo.

-¿De qué demonios estás hablandom Terry?

-Vaya…tu historia sí que suena…- Nicolas Strauss se había quedado sin palabras, después de que Terry terminara de relatarle su historia de amor con Candy. Ver a “Sir Nicolas” sin saber que decir era un hecho inimaginable- …increíble. ¿Entonces tú nunca supiste que tenían un hijo?

-Nunca, hasta hace unas cuantas semanas. Y ahora que lo sé, obviamente quiero tenerlos a mi lado.

-Te entiendo. Pero deberás  mantenerlos en secreto.

-¿A mi hijo? ¿En secreto?

-A tú hijo y a su madre.

-¡Eso nunca!

-Escúchame bien Terry. Esto podría significar el fin de tu carrera. Tu historia, es sumamente difícil de creer.

-Pero es la verdad.

-Terry, sabes que en esta profesión no importa quién seas, sino lo que aparentas ser. ¿Sabes cómo va a sonar cuando se anuncie que tienes una esposa y un hijo? Todos creerán que mientras Susana sacrificaba su vida y su carrera salvándote a ti de aquel accidente, tú tenías un amorío y que el el hecho de descubrirlo hace poco la llevó a su suicidarse.

-¡Yo no tuve un amorío, Candy es MI esposa!

-¿Y tienen pruebas de eso? Tú mismo me acabas de decir que además de un puñado de colegiales, nadie más asistió a tu boda. Que ni siquiera tu padre fue capaz de obtener el acta de matrimonio porque el sacerdote que los casó ha muerto. Además, a tú hijo ni siquiera lo registraste, tampoco hay pruebas de que sea tu hijo. Terry, si algo de esto se sabe la prensa te hará PE-DA-ZOS .

-¡Pues me tiene sin cuidado lo que puedan pensar o decir de mí!

-¿Y lo que digan de ella? ¿No te importa? Tú mejor que nadie sabes que los reporteros son como buitres y se la comerán viva. Van a perseguirla, van a acosarla,  a estigmatizándola como tu amante, como la responsable de la muerte de Susana. ¿En verdad quieres exponerla a eso? ¿O a tú hijo? Además, si tu carrera se acaba ¿qué futuro piensas ofrecerles a ellos?

Tenía razón. Por duro que pareciera, Nicolas Strauss tenía razón. Desde el hecho de que él no estaba dispuesto a exponer a Candy al escrutinio de la prensa, hasta el decir que dicho escándalo podría significar el fin de su carrera ¿y luego qué? ¿Regresar humillado a los pies su padre implorando su ayuda? ¡Eso jamás! “Sería solo algo temporal” Lo animó Sir Nicolas. “Es más, en un par de meses, puedes dejar que te vean salir con ella. Nadie te criticará si en un futuro buscas rehacer tu vida, tener la ilusión de un nuevo amor, o incluso si retomas un amor colegial. Eso está bien.  Después, con el paso del tiempo, cuando lo de Susana sea un asunto olvidado, podrás decir que ustedes tuvieron un hijo, que se trata de una grata sorpresa y entonces retomar su vida como debe ser”

Parecía un plan factible, accesible. ¿Pero Candy lo aceptaría? Eleonor tenía sus dudas y Terry, él trataba de convencerse de lo contrario.

-Será solo por un tiempo, mamá.

-Nunca es solo para un tiempo, Terry, te lo digo por experiencia propia. Una vez que echas andar una mentira necesitarás más y más mentiras para ocultar la primera. Cuando quieras decir la verdad, será demasiado tarde. ¿Cuánto tiempo perdimos tú y yo, hijo? ¿Cuántos años me odiaste profundamente por el hecho de haberte negado? No permitas que eso te ocurra con tu hijo, por favor.

-No será así, Alex vivirá conmigo, yo jamás lo abandonaré como tú…mamá lo siento, no quise.

-Lo sé cariño, pero no te engañes a ti mismo, los acabas de encontrar y créeme, nada, absolutamente nada  en la vida,  vale la pena para que los vuelvas a perder, piénsalo.

-Lo haré. Pero para eso necesito hablar a solas con Candy  y que tu cuides de Alex; serán solo un par de horas solamente.

-Por supuesto, todo el tiempo que necesiten, regresen al otro día si quieren o hasta la siguiente semana. Yo estaré completamente feliz de cuidar a mi nieto.

-Te lo agradezco, madre. Pero no creo tener tanta suerte, Candy está… bastante renuente.

-Dale tiempo mi amor, entiendo que todo esto no es fácil. Por eso salgan, distráiganse; dale gusto en lo que quiera, hazle recordar por qué se enamoró de ti, conquístale de nuevo. Y así tú también tendrás tiempo de recapacitar y darte cuenta de que lo quieres hacer es un terrible error. Te espero mañana en la tarde para que vengas a dejarme a Alex.

-Candy te va a encantar este lugar, es el mejor restaurante de la ciudad. Puedes demorar meses en conseguir una reservación, pero unos boletos en zona preferencial del teatro en muchas ocasiones logran hacer la diferencia.

-Parece muy elegante- Candy  volteó  con tristeza a ver su atuendo;  de momento, le parecía poco sofisticado comparado con la majestuosidad del lugar. Terry, intuyendo su pensamientos, la tomó del brazos.

-No te preocupes, mi cielo. Luces hermosa, la más hermosa.

-Sr. Grandchester muy buenas tardes, es un honor que nos visite. Me permite tomar el abrigo de la señorita que lo acompaña.

-No, no le permito. Prefiero atenderla yo mismo.

-Como ordene el señor, por aquí si son tan amables de acompañarme.-De igual manera es Terry quien que coloca la silla para que Candy se siente. Algunas miradas, de los comensales en las mesas alrededor, comienzan a clavarse en ellos.

-Aquí les dejo la carta, en unos minutos regresaré a tomar su orden, de momento ¿qué desean tomar?

-Confío en su recomendación.

-Me parece perfecto señor, con permiso.

El menú estaba escrito completamente en francés, Candy jamás había sido muy buena en idiomas, y además de eso, no tenía ni idea de qué estaban hechos ninguno de los platillos que se listaban. Terry notó su turbación y como siempre salió al rescate.

-¿Quieres que ordene por ti Candy?

-Creo que eso sería una mejor idea, no he comido ningún platillo gourmet desde que asistía al San Pablo.

-Tengo una idea mejor, te diré que es lo que contiene cada platillo y juntos elegiremos, ¿te parece?

-Está bien- Terry acercó su silla para quedar más cerca de ella,  pero una estruendosa voz interrumpió su lectura.

-¡Terrence Grandchester!-Una hermosa joven morena, quien lucía el escote más pronunciado que Candy nunca hubiese visto en su vida, se acercó colocando sus uñas perfectamente pintadas sobre el hombro de Terry; visiblemente turbado Terry se levanta de su asiento de un brinco.

-Marian

-¡Dichosos los ojos que te ven, mi adorado Romeo!

-Marian-aclarándose la garganta-es un placer verte, pero, en éste momento me encuentro algo ocupado.

-¡Buu!, últimamente siempre estás demasiado ocupado para tus amigas. Eres un ingrato, no volví a saber de ti desde la fiesta en la casa de los Grayson, cuando la pasamos tan a gusto. ¿Recuerdas esa noche, Terry?

-Este...si...excelente velada, Marian de verdad, no quiero ser grosero, pero de verdad, estoy muy ocupado-la mujer se asomó con malicia a ver a Candy, quien fingía seguir absorta leyendo el menú. Marian ignoró deliberadamente su presencia aunque siguió su conversación en un tono perfectamente audible.

-¡Oh lo siento!, no noté que tenías compañía. Linda, aunque no como acostumbras, de todas formas sabes que yo no soy celosa, ¿nos vemos pronto, Terry? ¡Hasta luego señorita!

Sin levantar los ojos del menú, Candy contestó –Que le vaya bien.

Terry regresó a la mesa hecho un manojo de nervios y sudando frío, Marian no pudo ser más inoportuna e indiscreta. Candy seguía con la vista clavada en el menú y justo en ese momento el mesero acercaba el corcho de la botella de vino recién descorchada para que Terry la aprobara, pero él simplemente lo apuró a servirle una copa bien llena, la cual bebió en su totalidad de un solo trago.

-¿Puedo tomarles su orden?

-Danos un momento más, por favor. Candy…yo-Candy por fin levantó la mirada

-¿Quién era ella, Terry?

-Nadie, solo, solo una admiradora.

-Parecía tenerte mucha confianza para ser…solo una admiradora. ¿Cuántas admiradoras más como ella hay, Terry?

-No hay Candy. Hubo, pero de eso ya lo hablamos mi amor-Terry intentó alcanzar la mano de Candy pero ella la retiró antes de que él pueda tomarla- Candy, no puedo cambiar lo que hice pero, fui sincero contigo, estoy arrepentido y te pedí perdón. Por favor mi cielo,  no permitas que el pasado arruine este momento, solo me importas tú.

-No se trata solo de eso, Terry. Creo… creo que no encajo aquí; todos te conocen y te miran como creyendo que todavía te encuentras arriba de un escenario, y  yo me siento como un actriz que no sabe cuál es su guion en esta obra, pensé que querías hablar, yo habría preferido un lugar más sencillo, pero menos concurrido tal vez.- Terry seguía con el brazo extendido atravesando la mesa, y cerró la mano en un puño como señal de desesperación.

-Lo sé y lo siento, debí de prever que algo así podría ocurrir, perdón, Candy, lo siento, es solo que…solo quería que todo fuera maravilloso.

-JAJAJAJA.

La furtiva e inesperada carcajada de Candy desconcertó por completo a Terry, pero al verla, ahí estaba, era la misma que antes, con su uniforme del colegio, sentada sobre los jardines del San Pablo, intentando, al cubrirse la boca con ambas manos,  inútilmente contener esa risa escandalosa, tan melodiosa, con aquella expresión en el rostro mitad travesura, mitad pura dulzura. -¿Puedo saber qué es lo que te parece tan gracioso?

-Lo siento-aun intentando contener la risa-es solo que me sorprende mucho ver, Sr. Grandchester, como los años al fin lo han podido convertir en un caballero educado, ya casi no queda nada de aquel mocoso engreído quien solía decirme que a mí todo me parecía maravilloso simplemente porque estabas a mi lado.

-JAJAJAJAJA. MOCOSO ENGREIDO.JAJAJAJA-Terry reía con franqueza, con el alma, sin pretensiones, sin sarcasmo, como antes. Y Candy también creyó verlo, con su uniforme desaliñado y en su rostro algún golpe a medio sanar producto de sus constantes peleas, como en su época de colegial, era su mismo Terry.

Algunos de los comensales, quienes desde que ellos arribaron al restaurant habían comenzado a lazarles miradas furtivas, perdieron todo disimulo y los miraban directamente. Hasta Marian, la chica que se acercara a saludar a Terry, los observaba varias mesas más lejos con expresión de enfado. Percatarse de todos esos curiosos turbó un poco la alegría de Terry, pero ahora fue Candy quien alargó la mano sobre la mesa, hasta entrelazarla con la de él.

-¿Te confieso algo? Sigue siendo igual, todo luce maravilloso cuando estoy contigo, no importa donde estemos.

-Candy…tienes razón este lugar es…¿qué te parece si, te invito no sé, una salchicha y damos una vuelta por el parque?

-Me parece maravilloso, contigo todo me parece maravilloso.

Capítulo 56 - Capítulo 58

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