Esperanza - Capítulo 4

 

-La verdad es que aunque Archie no lo quiera admitir, Neal ha cambiado mucho.

-¿Por qué lo dices? – Preguntó Candy mientras acariciaba el cabello de la pequeña Patty, cuyo sueño profundo y tranquilo emanaba una paz que Candy llegaba a envidiar.

-Bueno, las pocas veces que hemos coincidido nos saluda con al menos la mínima cortesía y después de eso ni siquiera notamos que está ahí. Dejó de lado los comentarios mordaces o malintencionados, de hecho se ha vuelto muy callado. Tal vez sea porque la relación con Eliza ya no es tan estrecha, Archie siempre dijo que Neal solo era un títere en las manos de ella.

-Ella siempre fue la mente maestra detrás de todas las maldades, pero eso no lo exime a él de toda culpa- agregó Candy.

-Eso lo sé Candy, pero las circunstancias hacen madurar a las personas, a veces de una forma bastante dura. Su matrimonio ha tenido que superar pruebas demasiado duras.

-Pensé que se llevaba muy bien con Loise. Que eran una pareja, estable.

-Lo hacen, como pareja son maravillosos. Loise es una esposa tierna y dedicada, ha sabido llevar a Neal por el buen camino, concentrado y dedicado, se le ve, feliz. Y bueno, él por su parte ha demostrado cumplir con todo lo que le prometió a Loise en el altar. Estar con ella en las buenas, pero sobre todo en las malas. Loise ha estado embarazada tres veces, pero, por desgracia, ninguno de sus embarazos ha llegado a término.

-¡Santo Dios, Annie! Eso es terrible. ¿Por qué nunca me habías dicho nada?

-Candy, tú no querías saber nada de Neal o Eliza, y la verdad es que lo sucedido con ellos no es salgo nada agradable como para temar conversación de sobremesa. Ha sido realmente horrible para ellos, ¡Para todos! La primera vez que ella se embarazó yo estaba esperando a Paty. –Acarició la frente de su pequeña hija que seguía dormida sobre el regazo de Candy -  Loise estaba tan emocionada como cualquier madre primeriza, me preguntaba cientos de cosas cada vez que coincidíamos en algún lugar, supongo que me tomaba de ejemplo por tener yo más experiencia en cuestión de maternidad, aunque el embarazo de ella iba más adelantado. Una noche, cuatro semanas antes de su fecha de parto, Loise comenzó a sangrar. La llevaron de emergencia al hospital, el bebé nació, era un niño. Pero apenas y sobrevivió unos cuantos minutos, dicen, que parecía un pequeño pececito fuera del agua, tratando de respirar, pero nunca logró hacerlo.

Annie no pudo evitar que las lágrimas brotaran de sus ojos, ni Candy tampoco. Para cualquier madre, desde el momento en que se entera de que la vida comienza a gestarse dentro de sí, empieza a imaginar un sinnúmero de escenarios, pero ninguno de ellos desencadena nunca, en la muerte de un ser que sin conocer, ya es amado. Candy ni siquiera podía imaginar el dolor que Loise, y Neal, llegaron a experimentar ante tan devastadora pérdida.

- Paty nació sana y fuerte, -continuó Annie con su relato - y para mí la recuperación fue tan rápida como siempre. Loise apareció un par de meses después en mi casa, trayendo en sus manos un precioso ropón como regalo para mi hija. Me sorprendió mucho su visita por la poca relación que ambas teníamos desde que asistíamos al colegio, pero aun así la invité a pasar. Miraba a mi hija con melancolía y devoción. Me pidió cargarla y por supuesto yo se lo permití. Aspiró su cabello, besó cada uno de sus dedos…y se echó a llorar.

Me quedé sin palabras Candy, - Annie seguía luchando con las lágrimas que amenazaban con impedirle continuar con su relato - la mujer que cargaba a mi hija en esos mismos momentos debería estar abrazando a su propio hijo, y en lugar de eso, visitaba una diminuta tumba todos los días. Traté de reconfortarla como pude, aunque cualquier intento de confort suena patético en una situación como esa. Es difícil tratar de ser empática cuando tu corazón de madre se niega siquiera a imaginar el dolor tan grande que es la pérdida de un hijo. Pero contrario a lo que todos pudieran imaginar, Loise estaba muy tranquila y decidida a no darse por vencida. Me dijo que en cuanto el doctor le diera la alta médica lo volvería a intentar y que en parte su visita era para pedirme, como un enorme favor, los consejos para cuidarse lo mejor posible durante su futuro embarazo y las cosas no terminaran igual de trágicas.

Pero sus dos siguientes embarazos tuvieron el mismo funesto final, incluso peor, cada uno de los duró menos tiempo dentro de su vientre, nacieron, pero no lograron sobrevivir. En el último parto, Loise se vio muy mal, tuvo una hemorragia que los médicos apenas y pudieron controlar. Le advirtieron, que de embarazarse una vez más, su vida correría un riesgo mortal.

La navidad pasada, durante la fiesta que otorgó la tía abuela, Neal se acercó a mí tratando de no llamar mucho la atención; me preguntó cómo podía comunicarse con Paty.

-¿Con Paty? – Preguntó Candy totalmente extrañada - ¿Para qué?

-Él no quería que Loise volviera a embarazarse, sabiendo de antemano el riesgo que ella podría correr. Así que se le ocurrió proponerle, la idea de adoptar un bebé… de El hogar de Pony.

-¿Neal Leagan? –El asombro de Candy era mayúsculo - ¿El tipo que siempre nos humilló a ti y a mí por ser huérfanas, pensando en adoptar un niño del hogar de Pony?

-Te dije que las circunstancias lo habían cambiado más de lo que pudieras imaginar, Candy. En fin, me dijo que él no quería perder a su esposa, pero que ella no estaba dispuesta a renunciar a su deseo de convertirse en madre, así que se le hizo una buena opción adoptar un bebé.

-Imagino la rotunda negativa de Eliza ante semejante idea de su hermano.

-No creo que Neal le haya comentado nada, y de hacerlo dudo mucho que le importara la opinión de Eliza. La relación de ellos ya no es la misma. Eliza nunca le perdonó que “la cambiara por Loise”.

-¿Estás diciendo que Eliza, siente celos de la esposa de su hermano? Eso es absurdo, son amores muy distintos.

-Para cualquier persona donde la envidia y la posesión no sean los sentimientos primordiales que mueven su vida sí, pero no para ella. Le molestaba muchísimo que Neal no estuviese a su completa disposición con solo tronar los dedos, como ocurría antes; quería que él y Loise siempre la llevaran a ella a cuanto evento o fiesta los invitaran, y si estos eran exclusivos de pareja, llegó a exigirle a Neal que dejara a Loise en casa y fueran juntos como en los viejos tiempos. No soportaba ver a su hermano desvivirse en atenciones por su esposa cuando Loise estuvo hospitalizada y en la fiesta de su cumpleaños llegó a reclamarle a su cuñada una sarta de tonterías referentes a que “le había robado a su hermano”

-¡Qué mujer tan egoísta! – exclamó Candy con una leve nota de asco en su voz.

-Eliza está cada vez peor. Apuesto que si las cosas fuesen al revés, es decir, si ella se hubiese casado y Neal permaneciera soltero, no habría cabida alguna para reclamos. Pero el lema de Eliza siempre ha sido y será, si yo no soy feliz, entonces nadie lo será.

A lo que voy Candy – prosiguió Candy - es que, sin afán de presionarte o influenciar en tu decisión, no deja de extrañarme, ¡demasiado!, el hecho de que Neal realizara un viaje cruzando todo el océano, con su esposa se encuentra a  semanas de dar a luz, aún a sabiendas de su historial médico y complicaciones en el parto, solo porque tiene que decirte algo importante. ¿O a ti te suena lógico?

Para nada. Y entre más lo pensaba a lo largo de la noche mientras daba vueltas en su cama, más incongruente le parecía el asunto. Aunque dejáramos de lado el hecho de que Loise hubiese presentado complicaciones durante sus embarazos anteriores, las advertencias de los médicos respecto a esta nueva gestación, que sonaban más a amenazas de muerte , el gasto económico que un viaje como esos representaba, por no hablar de la inversión de tiempo, ¿qué hombre, en su sano juicio…? Bueno, dejemos el buen juicio de lado también, ¿qué hombre se ausentaría del lado de su mujer con el alumbramiento de su primogénito tan próximo a ocurrir?

Y todo ¿para qué? ¿Para ir a molestar a una mujer la cual tenía años sin ver, cuyas vidas habían tomado rumbos en extremo distintos? Eso sin mencionar que el esposo de dicha mujer por poco y lo mata a golpes la última vez que se vieron. ¿Por qué molestarse? ¿Por qué invertir? ¿Por qué insistir?

-¿Pero por qué no te lo dijo a ti, Annie? Es decir, tu bien podrías pasarme el mensaje.

-No lo sé, Candy. Solo dijo que era algo muy importante que te concernía a únicamente a ti- le dijo Annie como toda aclaración- Pero el hecho de que su viaje coincida con la aparición de un supuesto hijo de Terry, bueno, podría considerarse como “algo que te concierne únicamente a ti”. Lo único que te puedo asegurar, Candy, es que Neal se notaba un tanto desesperado.

¿Desesperado por qué? Seguí preguntándose Candy ¿Por jugarle una broma pesada como en épocas pasadas de adolescencia? No, no valía la pena el riesgo. ¿Y valdría la pena arriesgarse ella a vivir la furia de Terry solo por satisfacer la curiosidad respecto al motivo de la visita de Neal?

-Reconozco que no deja de ser curioso el hecho de que la visita de Neal corresponda con la sorpresa de que tengas nueva y demente inquilina en casa – le comentó Archie durante el desayuno.

-¿Crees que tenga relación, Archie?

-No lo sé, pero de tenerla, dudo mucho que Neal venga con intenciones de ayudarte. A lo mucho, te dificultaría más las cosas, especialmente, después de que Terry dejara muy en claro, lo mucho que aborrece la sola idea de pensar en que tú tengas que verle la cara a Neal.

Candy sabía que Archie tenía razón, aumentar el mal humor de Terry distaba por mucho de sonar como una buena idea. Pero en una situación como esa, cualquier ayuda, por mínima que fuera, incluso si no llevaba las intenciones de ser una ayuda como tal, era bien recibida, si lograba esclarecer un poco o dar forma a dicha incongruencia. Y en definitiva, que la visita tan inesperada de Neal a la vieja Escocia, coincidiera con la nefasta aparición de Samantha en sus vidas no podía tratarse de una mera coincidencia.

Por eso fue, que al terminar el desayuno, a espaldas de Terry y aún a sabiendas de que si el llegara a enterarse generaría un gran problema entre ellos, o algo todavía peor, decidió enviarle un mensaje a Neal Leagan con el objetivo de concertar una cita advirtiéndole tajantemente que no se prestaría a ninguna especie de mal gusto.

Se arrepintió desde el momento en que el chófer salió de la casa con el mensaje escondido bajo el brazo, acompaña de un profundo sentimiento de angustia y temor que no se despegaría de ella en el resto del día.

 Capítulo 3 - Capítulo 5

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